Más de dos años llevamos con esto de la Pandemia del Covid. "Castigó" duro al Mundo, restringiéndonos muchas actividades, la pesca no fue ajena.
Barbijos, distancias, vacunas hasta que llegó el día en que volvimos a vivir una tarde de Pesca. Siempre cautiva mi ser imaginar caminar por sus costas, arrojar un anzuelo encarnado (en este caso las moscas sólo fueron por las dudas) y tener un lindo pique.
Junto a Carmen (Esposa) compañera incondicional en la vida, después de almuerzo comenzamos a alistar los elementos para disfrutar la tarde en el Arroyo Batel, lugar que la reciente sequía lo secó en partes y ahora "resucitaba". Todos "volvíamos a vivir".
Corté unos trocitos de carne vacuna, para tentar a las bogas. Se trataba de una salida sin planificación previa.
Una vez en el amado Batel caminamos sus costas hasta elegir ese lugarcito que todo Pescador intuye sería rendidor, en ocasiones se da en otras no, el Río y sus Peces tienen siempre la "última palabra", jajajaja. Es lo que más me atrapa, el Río y su misterio; si un día lo perdiera creo no pesco más o no me entusiasmaría tanto.
Y sí, cuando uno está contento inevitablemente sonríe. ¡Qué bonito son los rostros con una sonrisa "dibujada". Es como estábamos mientras armábamos nuestros respectivos equipos. Para Carmen con reel frontal, para mi reel rotativo del tipo "huevito", esos de bajos perfiles, aunque finalmente terminamos intercambiando, jajajajajaja.
Carmen pescó primero, una "Guillotina de los ríos" (Palometa). Son muy voraces, con dientes cónicos de ensambles perfectos, por ello al manipularlas y extraerles el anzuelo se debe tener sumo cuidado, no distraerse y usar pinzas adecuadas para mantener una distancia que garantice la seguridad de las manos.
Luego me tocó el turno con las "Guillotinas de los ríos". "Coparon la banca" y no permitían alguna Boga degustara nuestros encarnes, éstas lo hicieron por unos minutos, poquito, tiempo en el que clavé una pero al intentar acercarla se desanzueló.
Seguirán creciendo y masticando todo lo que se le ubica entre los dientes, jajajajajaja.
Son el alimento preferido de los Jakares (Yacarés).
Los últimos minutos Carmen se dispuso a acompañar mis intentos de lograr una Boga, ésto no se dió porque las "Guillotinas" se apoderaron del lugar, son tremendas jajajajaja.
Mientras intentábamos pescar, una Pareja con un Niño llegaron con iguales intenciones.
Decidimos irnos, antes quedamos a charlar un ratito con ellos. Esto tiene de lindo la pesca, siempre permite conocer nuevos "Hermanas/os de los anzuelos". Marianito tenía "escondido" a su Gatito entre su panza y su ropa mientras yo buscaba una mosca en la riñonera para regalársela y contarle de qué se trataba, cómo se usaba. Le pedí no utilizara ésta para sus pescas, que la dejara sobre su mesita de luz o algún lugar de la casa, así cada vez que compartía momentos con sus Chamiguitos podría enseñarles que este "muñequito" se llama mosca, mberu o fly, muy útil para pescar y cuidar nuestra fauna de las aguas.
Poder vivir disfrutando lo que nos apasiona nos asegura el mejor "alimento" espiritual. Qué felicidad volver a pescar, compartirlo con Seres amados, nuevos conocidos y Arroyos entrañables.
Aún con las Palometas, Batel fue generoso una vez más, nos volvimos a encontrar, volvimos a vivir bellos momentos...Seguro se repetirá muchas veces más mientras sigamos vivos.
Con el cariño de siempre,
Desde Chavarría, Corrientes, Argentina,
Portal Sur Río Corriente,
Reserva Natural Provincial Yvera,
Un beso/abrazo guaraní, y...
Un afectuoso sapukái.
🇦🇷🎣🐾🐊🤗
Leo Kutú.-
2 comentarios:
Es muy grato volver a leerte, Leo. Y también volver a leer sobre el Batel.
Hace unos días hablé de pesca con un cliente argentino y pude hablarle de muchas cosas, que había leido en este espacio. Desde luego estás en un lugar privilegiado.
Saludos
Hno. de los anzuelos, José:
Qué linda anécdota la que cuentas, me hace feliz que hayas charlado sobre lo leído acá (también "tu casa".
Buena vida, Chamigo.
Desde Chavarría, Corrientes, Argentina,
Portal Sur Río Corriente, Reserva Natural Provincial Yvera,
Un abrazo guaraní, y...
Un afectuoso sapukái.
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