Aquel grito de esperanza, aquel prometedor sapukay que me quedó dando ecos en el alma y que aún acaricia mi ser, nos hizo volver al reencuentro con el Aruhary.
Es como si viviera aún esos intantes en que Gustavo "arrullaba" en su palma de la mano aquel hermoso "bebé" de sabalito, que había enganchado por casualidad cuando intentaba darle el más natural de los movimientos a su mosca .
La cara de sorpresa de ambos, cuando a pocos metros de nuestros curiosos ojos que inquisidores consumían imágenes para develar qué había tomado su mosca, supimos de qué se trataba.
Pero no, no la había tomado, es que eran tantos, cientos, miles nadando frenéticamente en un infinito cardumen, tratando de escapar de las fauces de los "lingotitos de oro con escamas", que al pasar entre ellos el anzuelo emplumado "robó" uno de los pequeñines.
Recuerdo también, los varios "lingotitos que había pinchado (Gus) y llevado hasta el final, ...sus manos.
Debo admitir, que hacía mucho tiempo, que no vivía una experiencia, en el Aruhary (río Corriente), con tanta manifestación de vida en sus cristalinas aguas. Verlo a Gustavo con esa mueca de felicidad, me hacía elevar a alguna dimensión que no creo estar, pero que lo vivía como si lo estuviera. Es que fuí quien lo entusiasmó a pescar con moscas.
Recordé tambien, segundos antes de apretar el "disparador" de la máquina fotográfica, aquellos momentos pasados en que dejaba de castear para prestarle la caña y que él lo hiciera. Teníamos solo una, la mía. Estaba aprendiendo. Aún lo hacemos, a la vez que cometemos errores.
Todo eso me pasaba mientras lo veía sentándose sobre sus talones, con el doradito en una de sus manos y en la otra la caña,...ahora la suya.
Reproducir todo lo maravilloso de aquella experiencia, nos motivó a volver el 21 de enero. Apenas una semana después. Esta vez con dos invitadas que son también mis grandes amores, mi hija Verónica y su perrita Araí (en lengua guaraní: nuve), una caniche que llena de amor nuestro hogar.
Los ojos de Verito brillaban como dos luceros cuando le propusimos viniera con nosotros. Inmediatamente sugirió llevar a Araí. Obviamente estuvimos totalmente de acuerdo.
Araí daba saltos y realizaba piruetas mientras agitaba su diminuta cola al ver que Vero tomó su pechera y correa de paseo. Tiene el instinto incorporado de muchos paseos anteriores, si bien este era su bautismo como navegante de los ríos, ja, ja, ja, ja.
El viaje hacia las correderas fué más que entretenido y divertido, como es nuestra costumbre. Araí al principio muy quieta, es normal, pero a medida que ganaba confianza y placer, por todo aquello desconocido, se fué "soltando" y animándose a ciertos movimientos. Los permitidos por todos nosotros y el celoso cuidado que le brindaba Verónica, quien la sujetaba con la correa enganchada en la pechera.
Una vez en el lugar, la pesca de "lingotitos" no se hizo esperar. Seguían tan voraces como días atrás.
Vino el primero, luego el segundo, y tantos más.
Todos pescábamos. Verónica también, aunque ella por no saber hacerlo en el estilo mosca, se divertía con un reel frontal, y cañita chica. Un equipo ultraliviano. Encarnaba con trocitos de carne vacuna en un anzuelo pequeño sin rebaba. Devían ser devueltos lo menos dañados posible. Solo el proporcionado por el pinchazo que permite pescarlos.
"Suenan" en mis oídos aquellos gritos de alegría por su primer "lingotito" que pudo clavar ese día.
-¡¡¡Cuni (apodo cariñoso con que se identifican, "cositas" de novios), tengo uno!!!,...¡¡¡Cuni, tengo uno!!!,...¡¡¡Cuniiiiiiiii,...tengo unoooo!!!.
Su caña hecha una U, sus delicadas manos tratando de coordinar movimientos, entre hacer girar la manivela y mantener el ángulo suficiente de la caña para no perder la pieza haciéndola "trabajar"lo más aproximado a lo debido.
¡¡¡Por Dios, qué feliz eramos (junto a Gus)en ese instante, viéndola acercar el primer amarillito. La consigna era, que lo resuelva todo ella. Así lo hizo (también perdió varios,...al igual que nosotros,...al fin y al cabo, como todo pescador).
En la jornada, pescamos muchísimos, estaban por todos lados.
Pero hubo un momento sublime, mágico, de esos que hay que vivirlo para creer.
Intempestivamente, el agua literalmente "hervía" de movimiento y "lingotitos de oro con escamas" dando presa a los infinitos sabalitos que pululaban en aquellas aguas.
Realmente¡¡¡MA_RA_VI_LLO_SO!!!. Fué tal la cantidad de sabalitos "remontando" la corredera y los doraditos tratando de engullirlos, que dejé de castear y me dediqué a observar aquella "obra de arte" de la madre Naturaleza.
Controlé con mi reloj, y fueron poco más de hora y media lo que duró el espectáculo, acardumados y pegaditos uno al lado del otro los forrajeros cumplían con la "religiosa procesión", en un escenario naturalmente bello.
Desde ya que, no todo este tiempo dediqué solo a la observación. Luego de estar en "primera fila" por cuarenta minutos, volví a tomar mi caña y seguir haciendo volar mi mosca, mientras cada tanto de reojo contemplaba lo descripto. ¡¡¡Im-pre-sio-nan-te!!!.
Pero aún faltaba un instante sublime, tal vez el que me regaló la imágen con una carga muy
Varias veces coincidimos en el momento de "clavar" un pez cada uno, pero claro, no siempre se coincide en el instante del arrime, por aquello de que cada pesca tiene sus tiempos.
Pero hubo uno, que volvió aún más excelsa a la tarde del veintiuno.
Con Verito pescábamos a una distancia corta uno del otro, esto hizo que después de lograr un doradito a la vez, los dos arrimamos nuestros preciosos animales al mismo instante.
Con Verito pescábamos a una distancia corta uno del otro, esto hizo que después de lograr un doradito a la vez, los dos arrimamos nuestros preciosos animales al mismo instante.
El momento quedó perpetuado en una fotografía que cada vez que la vuelvo a mirar, me emociono con la misma intensidad.
Puede parecer exagerado, pero ese día, tres fuimos multitud, los tres amores (Araí, asomándose desde el "balcón, Vero y Yo) o los tres animales (dos dorados y una perrita), cualquiera de las miradas da la misma ecuación,... nos sentimos millones.
Puede parecer exagerado, pero ese día, tres fuimos multitud, los tres amores (Araí, asomándose desde el "balcón, Vero y Yo) o los tres animales (dos dorados y una perrita), cualquiera de las miradas da la misma ecuación,... nos sentimos millones.
Fué una aventura de sueños.
Tiré de la piola, el motor 5hp "roncó" con un compás de satisfacción y el canobote comenzó a desplazarse con un movimiento de vaivén de arriba hacia abajo como asintiendo lo vivido.
Después de todo, ambos eran protagonistas importantes, tanto como todos quienes participamos aquel día encantador.
Mientras guiaba marcando el derrotero, observaba todo el entorno, cada pájaro que volaba, cada salto de un lingote tratando de alimentarse nuevamente, el contoneo de los pajonales, la espuma formada por la quilla "cortando" el agua.
De pronto, Araí ladró, tal vez le decía ¡¡chau chamigos!! a sus "hermanos de los anzuelos" que quedaban en el lugar, esperando un regreso similar de parte nuestra.
Lo cierto es que su ¡¡Guau!!, estimuló mi reacción de mirarlos, y los ví allí,...Gustavo con su mirada congraciada, Araí sin perder detalle de su circunstancia con una concentrada y lejana mirada, y Verónica, abrazando a su "hija", dibujando una sonrisa que resumía todo lo vivido.-
Con el cariño de siempre,
Un abrazo y,...
Un afectuoso sapukay.
Leo Kutú.-
6 comentarios:
que hermosa familia Leo...!
Hermano, felicitaciones por la "narración" y gracias por compartir con nosotros tu felicidad.
Abrazo
Me imagino tiene que ser terriblemente hermoso compartir afición con tu familia.
Me alegro Leo que disfrytes tanto y de que lo sepas transmitir de una manera tan clara y tan llana.
!!enhorabuena compañero!!
Hnos. de los anzuelos:
¡Muchas gracias por sus visitas!.
Héctor:
Me acompañan como en este caso y también "bancándome" la pasión.
Guillermo SdlR:
Disfruto mucho con ellos.
A vos por compartir con los míos a través de la lectura y comentario, sos parte de mi familia por lo serca de mi corazón que te tengo, vos hiciste que te aprecie de esta manera.
Gaizka:
Tu alegría me hace muy feliz, y para mí no es poco.
Para los tres,
Un abrazo y,...
Un afectuoso sapukay.-
Muy bueno!
Espero algún día visitar la naciente del Río Corriente. Parece muy lindo.
Hno. de los anzuelos, Nico:
¡Gracias por tu visita!.
¡¡Que se te cumnpla!!.
Un abrazo y,...
Un afectuoso sapukay.-
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