anuncios clasificados Los Pasos Del Pescador (Ñánde Corrientes porâ): marzo 2009

martes, 31 de marzo de 2009

LIMPIANDO LINEAS

Hnas./os. de los anzuelos:
El cuidado de las líneas es un paso esen-
cial para la vida útil de las mismas.
Cuando vamos a pescar, lo hacemos en ámbitos tan disímiles que no siempre presentan aguas limpias y claras.
Aunque así fuere (aguas claras), éstas presentan basura y microorganismos en suspensión y en su cauce, lo que hace que nuestras líneas se ensucien en mayor o menor grado. De una u otra manera, no quedarán al final de la jornada en condiciones de ser guardadas sin antes someterlas a una cuidadosa limpieza.
En el mercado existen muchísimos productos destinados a la limpieza y conservación de nuestras aliadas en la pesca.
El fin de esta nota, no es asesorar sobre cuál de estos productos adquirir.
Mi pretensión es indicarles la manera casera y más barata de mantener en buenas condiciones a las colas de rata.
Lo primero que debemos hacer es adquirir en un comercio amigo, un jabón neutro tipo "pan"(blanco-los de color tienen agregados químicos).
Estos jabones eran utilizado hace muchos años para lavar las ropas (hay quienes lo siguen haciendo).
Muchos recordaremos a nuestras madres o abuelas, fregando las ropas de la casa, haciéndolas producir una blanca y hermosa espuma utilizando estos jabones.
-¡Andá hasta lo de don Alcides a comprarme una barra de jabón para
la ropa!. (anda, en mi zona se pronuncia acentuado, tal vez por la influencia guaranítica).
Ordenaba mi madre (cuando era yo muy niño, 7/8 años) y allá iba al negocio del ya desaparecido y querido Alcides, a buscar lo solicitado, el jabón blanco como el de la foto.
Por eso cada vez que me propongo limpiar mi línea, al ver el jabón-pan veo las manos de mi madre. Hermosos recuerdos.
Este producto no tiene tantos agregados químicos como el resto de los productos, siendo un excelente recurso para utilizarlo en la limpieza de nuestras líneas.
Sumamos una manguera conectada al grifo de nuestros hogares, por donde nos llega el suministro de agua potable y ya tenemos el segundo elemento necesario. Agua dulce.
Un trapito de algodón suave (cualquier trozo de remera vieja, etc.) será el tercer elemento.
El primer paso será extender la línea fuera del carrete del reel, fijándola entre dos puntos distantes.
Una vez allí, sujetando la manguera hacer que el agua vierta sobre la linea enjuagando bien profundo para quitarle todo tipo de impurezas que se adhirieron al pescar.
Acto seguido mojaremos bien el trapito, frotamos el jabón sobre él para que incorpore mucho de éste y tengamos lo suficiente para enjabonar la línea frotándola muy suave con el trapo. Cada tanto de ser necesario, mojaremos nuevamente el trapo y aplicaremos más jabón.
Lenta y entretenidamente iremos limpiando a nuestra querida chamiga(línea).
Después de enjabonarla suficientemente, controlando cada tramo sometido, quitaremos con abundante agua. Para esto abriremos bien el grifo para que salga con fuerza el líquido requerido. Agua, mucha agua, bastante agua, para quitar todo el jabón y las impurezas adheridas.
Una vez cumplido todo estos pasos, dejaremos a la línea secar, si es a la sombra mejor. El lavado hacerlo en un lugar reparado de fuertes rayos de sol. Uno horarios óptimos en mi tierra, son a la tardecita o bien temprano, en verano. Ya en invierno o períodos fríos, buscar un horario adecuado.
Cada uno con sus tiempos, sabores, olores y música. En mi caso, si es acompañado de unos matecitos y fondo musical de chamamé mejor, igualmente el canto de innumerables pájaros es constante,...¡qué bella sinfonía!!!!!!.
En esta oportunidad, como en tantas, Gus acompaña colaborando y señalando algunos detalles que considera valorarlos.
Ya ven, es muy simple cuidar y limpiar nuestras amadas líneas.
No olvidar, después de cada jornada, entusiasmarse lavándolas. Forma parte de nuestro "estar pescando", . Como el armar una mosca, elegir un anzuelo, encastrar los tramos de la caña, atarse los cordones antes de salir a..., acariciar al perro, respirar hondo y,...ser feliz,
¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaa!,...¡Qué placer!,...¡¡¡¡¡¡¡Pescar, ...Qué placer!!!!!!!!.
Nuestro agradecimiento para mi querubín Marilyn, compañera de salidas de pescas, que esta vez ofició de fotógrafa.
Desde Chavarría, Corrientes, Argentina,
Con el cariño de siempre,

♫¡Muchos chamamés!♫
Un beso/abrazos guaraní, y...
Un afectuoso sapukái..
Leo Kutú.-

martes, 24 de marzo de 2009

¡¡¡¡¡¡EL PUENTE!!!!!!,...¡¡¡¡¡¡EL PUENTE!!!!!!! (2º Parte)

Nuestro amigo el monte nos cobijaba en señal de sumarse a la bonita aventura.
El, con todo su misterio y riqueza propia, allí incólume disfrutando vernos pasar.
Gus estaba a sus anchas, yo también.

Esta geografía me hizo retroceder muchos años. Por mi mente pasaron infinitas imágenes de cuando niño acompañaba a cazadores amigos de mi padre, que gustaban meterse por picadas (galerías ) de tantos montes recorridos. Me imaginé chiquilín correteando por allí. Recuerdos, solo recuerdos.
Nuevamente Batel en mis pensamientos. Ansiaba verlo, saber cómo estaría.
Mucho anduvimos en el interior del monte descubriendo lugares por donde pasar y esquivando plantas que mejor no tocarlas,...¡hayyyy!!.
De pronto el oído y visión agudos de Gus detectó lo que posiblemente fué un ciervillo entre el follaje. No alcanzamos a verlo. Son muy astutos y huidizos. Igualmente nos alegró mucho saber que no estábamos solos.
Los cantos de los chajáes advertían que estábamos serca.

Heché una mirada escudriñadora y,...¡¡¡¡¡¡EL PUENTE!!!!!!!,...¡¡¡¡¡¡EL PUENTE!!!!!!, grité repetidamente.
Los ojos se nos desorbitaron, reíamos de afelicidad, nos miramos abrazándonos espiritualmente.
Paépa y Pirá no fueron ajenos, movieron sus patas para destacar sus emociones. Claro que sí, ellos eran protagonistas centrales también en llegar a Batel.

¡Batel, hermano querido!,... quedé mirándolo, sin moverme por unos minutos.
¡Qué felicidad!,...¡Qué felicidad!.
Después de tanto trajín, nuevamente todos juntos.
Estábamos aún alejados de su márgen.
Mi imaginación hizo que viera agitarse sus olas y escuchar el ngululu (murmullo de la corriente). Nos estaba recibiendo.
Al acercarnos y llegar a él, su generosidad calmó la sed de Paépa y Pirá.
Para percatarnos que sus aguas discurrían debíamos fijar la mirada en una hojita o algo flotando, de lo contrario se veía todo como aguas estancadas. Está en terapia intensiva, pero vivo. ¡¡VIVIRÄ!!.
Con Gus aseguramos los cabestros (en mi zona los llaman cabrestos, por esas cosas de la deformación en el habla popular), para que los "montados" (caballo del hombre de campo) no se nos alejen y puedan pastar tranquilos.

Si los "monos" no tienen árboles suben a un puente, ja, ja, ja.
Estábamos tan felices que poniendo en práctica habilidades de antaño, trepamos al puente (diseño francés, pero construidos por los ingleses a fines del 1800, proyecto y ley de los legisladores Nacionales, Isaac Chavarría, Justino Solari y Felipe Yofré).


Desde allí, cual gaucho en un mangrullo, miramos allá ité (lejos) donde los esteros generaban esa "savia" tan vital para mantener vivo a Batel.
A pesar que no se puede visualizar desde allí, tampoco quisimos acercarnos, como cooperando para una pronta y tranquila recuperación de Batel.
Al encontrarlo vivo, teníamos la certeza que el estero está con agua. Era suficiente para nosotros.
Detrás del canal que se aprecia, bien al fondo estan los esteros, ahí nomás, unos 2000 metros.
Qué bonito era ver desde las alturas a Pirá y Paépa alimentándose en su mansedumbre,...claro,...Batel estaba ahí, juntito a ellos.
Me emociona ver unidos a mis hermanos de los anzuelos.


El Sol, nos regaló sus últimos rayos, tenía la paz de vernos a todos bien.
Con el mismo cariño con que nos acompañó, resolvía irse,...lentamente, ...como el vuelo del chajá (chaha-la H se pronuncia J en lengua guaraní). Ave del lugar, su planeo es suave como una caricia. Lleva su nombre por ser la onomatopeya de su canto, ¡chajá, chajá, chajá!. Es uno de los sonidos más hermosos que me gusta escuchar cuando me aproximo a estas regiones de pesca.
Debíamos partir. La noche se "aproximaba" y largo sería el regreso. Lo sabíamos.
Controlamos con Gus, que todo esté en orden y firme, frenos, bozales, cinchas, aperos en general.
Montamos nuevamente entusiasmados. El regreso sería a oscuras y en las sombras. La luna "saldría" más tarde.
Nuevamente dimos de beber a los "pingos". Me despedí de Batel, dentro de no mucho tiempo seguramente lo vería corretear y regalarme sus correderitas. Aquí mostró algunos movimientos de peces.
¡Chau chamigo Batel!,...¡hasta muy pronto!...(chamigo = mi amigo)
Comenzamos a cabalgar. A poco de andar, no pude contenerme y miré hacia atrás.
Lo ví junto al puente, me imaginé mirándomé con melancolía, querría que quede un rato más junto a él,...no podía, debía volver ( yo también quería seguir allí).

El regereso en la noche fué hermosa. Otras casi tres horas de cabalgata.
El cuidado había que tener en no rozar uno de estos tallos. Su pinchazo son como puñaladas, ja, ja, ja.,...y ser ejecutado no era mi voluntad, ja, ja, ja.

La misma ruta, pero con otro "color". Los animalitos y aves nocturnas le ponen todo el mágico encanto. Así nos encontramos con un simpático pero de gran carácter: zorrino. Es mejor no ser salpicado por su orín,...es insoportablemente fuerte,...puajjjjjj. Es una reacción defensiva a que apela cuando pretende alejar a su potencial agresor.
Pasada una hora y algo más, jasy (luna- se pronuncia algo así: yasg) se presentó con toda su dulzura. ¡Que preciosa es la luna vista en el campo!.
La noche acentúa los olores de bosta (estiércol), espartillo (es una hierba del campo) y animales salvajes. Aaaaaaaaaaaa, es un cóctel natural que llenan los pulmones y el alma.
Hablando de todo un poco, matizábamos el trotecito fiel de Pira y Paépa mientras nos acercábamos a nuestros hogares.

Las primeras luces del pueblo eran vistas cada tanto.
¡Qué contentos estábamos!. Pudimos visitar a Batel.
Los perros de la casa del abuelo de Gus, anunciaron nuestra llegada.
Atrás quedaban casi siete horas de aventura, amor, amistad, reencuentro, y esperanza,...saber que Batel vivirá y me hará gozar del vuelo de una mosca, el salto de un "lingote de oro con escamas", momentos compartidos con hermanos de los anzuelos, y tantos otros "mimos" a los que me acostumbró.
Seguramente, tendría un hermoso sueño.
Cerré los ojos y fuí felíz.
Un afectuoso sapukay.
Leo Kutú.-

jueves, 12 de marzo de 2009

¡¡¡¡¡¡EL PUENTE!!!!!!,...¡¡¡¡¡¡EL PUENTE!!!!!!! (1º Parte)


Una vez lo dije, y me permito reiterarlo: A los amigos o "hermanos de los anzuelos", no se los avandona. (ver:¡CUÁNTO TE EXTRAÑO AMIGO BATEL!!!!!!!!!)
Estén donde estén, cueste lo que cueste, debemos acudir por ellos. Ellos siempre estarán esperándonos, porque también saben que, estén donde estén, sus amigos harán lo imposible por estar donde deben estar, ...junto a ellos.
Batel se fué, pero no murió.
Entonces en algún lugar permanece esperándome.
Con Gus, mi inseparable compañero de aventuras, nos planteábamos, dónde buscarlo.
Estaba seguro que, como nosotros cuando niño, al estar enfermo acudiría a su "vientre de orígen", los esteros.
Sin dudarlo me dije,...¡Siiiiiiiiiii!, los esteros, allí estaría recuperando fuerzas.
Pero claro, por agua no se podría, esta no existe.
Nos quedaban dos vías, por aire o por tierra.
Nuestras posibilidades estaban limitadas a la vía terrestre (obvio).
Tendríamos otro obstáculo. No hay accesos en automóviles o algo semejante, y la distancia es muy, muy larga.
Uno de estos tantos días en que me pasaba pensando cómo haría para visitarlo, se me ocurrió.
¡A caballo!,...¡Siiiiiii, a caballo!.
No lo dudé más. Apenas Gus visitó mi casa (lo hace a diario, es novia de mi hija Vero), se lo comenté.
Inmediatamente, me respondió, ¡ Siii, vamos!. Gus desde niño y por varios años, desempeñó tareas en el campo. Las conoce muy bien. Su otra pasión es domar novillos, hoy Vero (mi querubín) no se lo permite por temor a que resulte lastimado; es natural, lo ama.
Para el día elegido, debía traer del campo uno de los caballos, "Paépa" (en idioma guaraní:¿qué tal? o ¿cómo andas?, primer saludo al encontrarnos con alguien), el montado (así denominan en la zona al equino que le sirve de medio de transporte a diario) de su abuelo. Al otro (caballo) ya lo tenía consigo, "Pirá" (pez). Confieso que ambos no tenían nombre, estos los elgí para la ocasión. Tal vez les quede para siempre.
No queríamos esperar más, de tal modo que, el día estaba decidido. Saldría yo de dictar clases en el colegio secundario (16:30 hs.), avisaría a Gus y vendría por casa con los caballos listos para montarlos y partir. Sin tiempo que perder, ni en meriendas, habría oportunidad al regreso.
La travesía sería larga, casi tres horas de cabalgata por lugares agrestes, tiempo igual para volver...¡Cómo me gusta!,...¡Cómo me gusta!.
El pensamiento que nos "veríamos" junto a Batel, nos llenaba de entusiasmo.
¡Partimos!!!. Miramos el reloj y marcaba las 17:00 hs., hermosa tarde, eso sí, en esta época (verano) con varios grados de temperatura sobre los 30º, el sol pega de lo lindo, ja, ja.
No importa, por Batel, vale el esfuerzo.
No llevamos ningún elemento para pescar, nuestro único bolso portaba un termolar con agua para calmar nuestra sed. Es que no ívamos a pescar, nuestro cometido era el reencuentro con Batel, allá en sus orígenes.

Al cabo de mucho andar, llegamos al primer puesto (casa donde vivieron el personal de una estancia-establecimiento ganadero-para controlar sectores de campo). Los propietarios poseen grandes extensiones, por lo que requieren de estas construcciones cada tantas hectáreas para facilitar el control de sus haciendas. Puesteros se llama al personal que realiza esa función laboral viviendo allí. Es habitual que lo hagan junto a sus familias (esposas e hijos, estos concurren a las escuelas rurales donde cuenten con ellas). Familias sacrificadas si las hay.
La travesía prosiguió. El entusiasmo era muy arraigado en nosotros. Teníamos toda la naturaleza salvaje para disfrutarla.

Pasó el tiempo y llegamos al segundo puesto. Recorrimos un largo trecho desde la inicial salida.
Hasta aquí, la ruta nos era conocida, ahora todo sería descubrimiento y sorpresas.
En el lugar tropezamos con el primer impedimento serio, un alambrado sin paso. Gus se encargó en adaptarlo para tal fin, de no ser por él allí hubiera terminado nuestro peregrinar. ¡Qué pena !.
Reiniciado el paso de "Paépa" y "Pirá", nos adentramos a un sector de mucho peligro para ellos. En el lugar abundan los tatúes y estos son de construirse sus cuevas. Debíamos avanzar muy, muy despacio a pesar de cubrir una larga distancia. Si se apura el paso, al meter la pata en los agujeros resultarían lastimados. Tardamos mucho, pero seguros.

En ese tránsito, nos encontramos con la primer aguada. En esta época de sequías agudas, existen muy pocas. El ganado tiende a reunirse en sus cercanías por ese motivo.
El calor del sol seguía siendo algo cruel con nosotros. Grandes sorbos de agua calmaban nuestra sed.

La vegetación comenzaba a hacerse notar de una manera diferente. Iniciábamos la zona de montes y pastos altos.
En ocasiones debíamos apoyar nuestros pechos sobre la montura, para pasar justos por debajo de las ramas de los innumerables arbustos. Inevitable era sentir, la más que caricia de sus maderas, ja, ja. dejandonos algún recuerdo en nuestras pieles.
Pero todo valía por ver a Batel.
En mi caso montaba a "Paépa", Gus lo hacía sobre "Pirá".
¡Qué noble animal es el caballo, cuánto afecto les tengo!.
Protagonistas indispensables para intentar hacer realidad nuestro sueño. Nos llevan a cuestas sin manifestar disconformidad alguna, son únicos en tanta entrega.
Si hasta por momentos nos marcan el camino, nos indican con su voluntad por dónde es mejor hacerlo,...¡Cuánta bondad!.
Del otro lado del alambrado el campo se mostraba limpio, pero no teníamos cómo acceder a él.
Nuestra visión nos devolvía malas noticias.
El monte se "cerraba" y una vez más estábamos ante un escollo que nos dejaría fuera de la aventura de llegar a Batel.
Mientras avanzábamos, hacíamos infinitas disquisiciones con Gus.
Empezábamos a plantearnos que deberíamos dejar a "Pirá" y "Paépa".
Esto me daba mucha tristeza. Igualmente la decisión era llegar aunque sea a pié. Aún faltaba mucho y se presentaba otro inconveniente, no alzamos botas y las víboras son de cuidarse de ellas. Se nos estaba complicando todo.
El calor seguía pegando con su particular rigor. Pero ese olor a campo y salvajismo nos nutría intensamente.
De pronto cuando ya casi la misión se abortaba, una milagrosa mirada hacia la izquierda y,...¡Eureka!,...postes del alambrado casi derrumbados.
¡Nuestra salvación!, ...por allí ingresaríamos´. La esperanza renació. Se nos iluminaron los ojos.
Así lo hicimos con sumo cuidado para que no tropezaran los caballos. En estas ocasiones cuando se sienten enredados, se alteran y pueden dañarse físicamente. Esto no estábamos dispuestos a posibilitar.

Ya nos encontrábamos del otro lado. Los pajonales y pastos altos (caá guazú: hierba alta. Caá: hierba. Guazú: grande. Se traduce para el caso: pastos altos) hacían sentir su presencia, el monte también.
Buscando limpiones dentro del monte avanzamos lentamente. La vegetación se tornaba muy alta. En un momento tuvimos que orillear una zona de fango, agua y pasto. Lugar éste muy riesgoso. A simple vista se presenta como una linda pradera, pero esconde una trampa natural. Se debe saber leer la morfología del lugar para no caer en ella.
De pretender traspasar por ese punto, los caballos se empantanarían hundiéndose hasta la panza, requiriéndose de otro animal en tierra firme para tironearlo con sogas como un malacate y rescatarlo. El ganado en su búsqueda de buenas pasturas suelen caer allí, y si no se los saca, perecen en el lugar ya que queriendo salir por sus medios, más se entierran.
A espaldas de Gus se aprecia ese sector blando con un color verde diferente.
Seguimos adelante, con mucha alegría acompañados por la sonoridad del canto musical de los pájaros, las voces de las bestias y otros sonidos del monte, un deleite para los oídos.

Si antes la hierba era alta, ahora lo era más aún, tanto que casi nos hacía desaparecer a caballo y jinete.
Por delante quedaba mucho recorrido a pesar de lo largo del tránsito hecho.
Estábamos enteros, físicamente, de espíritu, de salud y pensábamos solamente en el reencuentro con Batel, allí en el puente del ramal ferroviario (hoy en desuso). Era el punto de referencia y la meta. Sabía que por debajo de él, las aguas de Batel estarían. Generaba esperanza y la energía suficiente para seguir.
Varias veces estuve en ese lugar (El Puente), aunque siempre el acercamiento lo hice por agua, cuando el canal de Batel rebozaba de vida. ¡Qué lugar encantador y lleno de misterio!
Allí se confunden en un abrazo, monte, arroyo (que en otro lugar sería considerado un río), pescador, fauna, flora, etc.. Abrazo único, entre hemanos de los anzuelos.
El puente fué construido en el siglo antepasado. Ya volveré sobre algo más de historia.
El monte se entramaba por delante nuestro, las plantas altas y espinosas emergían como un ejército de custodia, los cardos en el piso también, pero debíamos llegar. Por un momento fué como si hablaran, ¡"Los dejaremos pasar, no se aflijan, los dejaremos pasar"!. Ellas (las plantas) habían decidido colaborar en la misión, al fin y al cabo, somos todos amigos.
Batel nos estaría esperando con esa fe del chamigo (en lengua guaraní: mi amigo)que sabe que tarde o temprano, sus afectos estaríamos junto él.
Con Gus, reiterábamos la búsqueda de lugares más accesibles.
En algo el calor había menguado. Nuestro hermano de los anzuelos, El Sol, también consideraba darnos una mano para el reencuentro. ¡Gracias Chamigo!.
Otro par de tragos refrescaron nuestras gargantas.
Por un momento, entre bromas y recuerdos de otras aventuras vividas, vimos en nuestros rostros la expresión más acabada y mejor "dibujada" de la felicidad.
Sabíamos que llegaríamos,...no se como,...pero llegaríamos.
Un afectuoso sapukay.
Leo Kutú.-
(Continuará)

miércoles, 4 de marzo de 2009

PESCA EN FAMILIA

Hnas./os. de los anzuelos:
Pescar en familia, es hermoso, diría que sublime.
Estar junto a los seres amados, y además en un lugar donde todos somos naturaleza, es vivir en una dimensión muy especial.
Poder abrazarnos mutuamente no solamente con los brazos, sino con los gestos, las miradas, las voces y hasta con el alma (angá, dirían los Guaraníes)
Aprovechar estos momentos, para distendernos, entreteniéndonos con lances, charlas, caminatas y además, con la alegría de todos por ver que alguien del grupo obtuvo un bello Pez.
¡Que emoción!. Sacar un Pez (ahora pescado). El asombro en sus caritas viendo que ese animalito, salió de allí,...Sííí, del agua. ¡Lo saqué!, ¡Lo saqué! repetiría sin cesar. Y es la inconmensurable oportunidad de aprender que esa belleza (Pez)le pide: ¡Por favor regrésame a casa!, ¡Te prometo alegrarte en una nueva jornada!. Así será, ...Aprenderá a defender la vida, aprenderá cuán supremo es ese valor.
Las emociones son infinitas. Las miradas atentas al movimiento del agua, de la caña, de cada insecto, de las hojas de los árboles, irán moldeando a los pequeñines, en la conceptualización de qué es salir a pescar. Aprenderán que hay valores a defender y mantener, para lograr que todo eso que se disfruta se perpetúe en el tiempo.
Por cierto que los grandes también seguimos aprendiendo y sumando conocimientos. En definitiva, no es más que, un aspecto del vivir.
Es una constante ida y vuelta, todos aprendemos de todos, por siempre.
Nosotros de los Querubines, ellos de nosotros, nosotros de los Pájaros, Montes, Ros, y cuánto más, ...Cuánto más.
De cada jornada de Pesca, nos llevaremos perpetuado en una instantánea, cada logro y muchas enseñanzas.
Se originarán nuevas charlas para intercambiar experiencias.
Tamaños de anzuelos, formas de confeccionar un bajo, señuelo empleado, ...Que el viento, ...Que el sol,...Que...
Se reafirmarán aciertos y se corregirán errores (no solamente en cuanto a la pesca en sí)
Es decir, seguiremos creciendo como seres humanos.
También en cada salida de pesca en Familia, vendrá el momento de ciertos lucimientos personales, para agasajar las apetencias culinarias.
Será el turno de los que saben combinar gustos y sabores También aquí, se presentarán las infaltables opiniones particulares sobre el tema. Enriquecedor por cierto, muy enriquecedor.
Las comidas a la vera de un Río es como si tomaran otro sabor. ¡Qué placer, por Dios!.
Después vendrá el momento de partir.
Con el espíritu lleno de felicidad, cargaremos todos nuestros elementos, y describiremos con dos dedos de la mano, el sentimiento que anida en nuestros corazones, ¡VICTORIOSOS!.
Es que de una salida de Pesca en familia, siempre resultaremos gananciosos, hayamos o no sacado algún Pez.
El sólo hecho de haber pasado un día (o más) compartiendo semejante momento de vida, ya es ganar.
La Pesca genera este ámbito, que creo no se da en ninguna otra actividad.
En el fútbol, tenis, automovilismo, básket, polo, etc. el nivel de protagonismo es diferenciado.
Los Padres son espectadores (público) de sus Hijos. Estos en la cancha y aquellos en la tribuna.
En la Pesca no se da así. Todos somos protagonistas directos dentro de una embarcación o fuera de ella. Todos podemos llegar a hacer lo mismo, Pescar.
En este ámbito o espacio social (Pesca), la Familia aprende valores importantes de la vida en una práctica y ejercicio directo, in situ.
Valores tales como: la vida, el amor, la libertad, la justicia, la independencia, la solidaridad, el cuidado del entorno, la ecología, el respeto, la prudencia, y cuántos más.
Soy un convencido, y teniendo en cuenta la masificación mundial de la práctica de la Pesca (no es un deporte en mi opinión), que es una oportunidad que no debemos desaprovechar como reservorio moral y social del concepto de Familia.
Si pudiéramos traspolar este enfoque y considerar a los Pescadores como una gran Familia donde somos "Hermanos de los anzuelos", y nos hiciéramos carne de tal sentimiento, creo que muchas correcciones lograríamos en el Mundo.
Estoy convencido, que no es alocada mi pretensión.
¡Hermanos de los anzuelos", sigamos dando "los pasos de pescador" como una gran Familia, y seguramente en algo, el Mundo cambiará!.
Mi eterno agradecimiento a mi "Hermana de los anzuelos" Fernanda, y a su Familia por ser tan generosos y autorizarme publicar sus fotos para esta entrada. Besitos a sus Querubines.
Desde Chavarría, Provincia de Corrientes, Argentina,
Con el cariño de siempre,
Un abrazo guaraní, y,...
Un afectuoso sapukái.-.
Leo Kutú.-